«Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…» ¡Qué manera más gloriosa de empezar una carta! «Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras…» No es un estilo epistolar que muchos de nosotros emplearíamos, pero ¡qué impacto nos hace! Nos introduce de lleno en la temática de la Epístola, sin preámbulos, ambages, introducciones ni saludos
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